Una figura contractual que ocasionalmente vemos reflejado de manera mediática cuando se producen divorcios donde hay un patrimonio que proteger. Recordemos casos como los de la Duquesa de Alba cuando contrajo matrimonio con Alfonso Díez o las capitulaciones que firmó  Letizia Ortiz  al unirse al Príncipe Felipe ahora convertida en Reina de España, entre otros ejemplos.

Es un acto jurídico que tiene por fin inmediato establecer entre las personas relaciones jurídicas, crear, modificar o extinguir derechos y obligaciones cuyos efectos son deseados por las partes y sancionados por la ley. Siempre de manera voluntaria o consciente.

Este detalle no es menor si tenemos en cuenta que suele firmarse en casos más sencillos como cuando un divorciado quiere contraer matrimonio y quiere dejar muy claro algunos aspectos de futuro complementarios al régimen matrimonial elegido.

Estas capitulaciones muchas veces las asociamos con aspectos económicos, pero también pueden sentar la línea de  actuación moral, costumbres o detalles sobre la vida en común. Cuando Jackie, la viuda de John Kennedy, se casó con Aristóteles Onassis (magnate griego)  firmó un contrato de 170 cláusulas. Entre ellas, existía la condición de dormir en habitaciones separadas o la prohibición de que el armador exigiera a su mujer que le diera un hijo.

Para dar validez a este acto debe constar en escritura pública, ante notario, puede modificarse y se realiza antes o después del matrimonio.

Cuando redactamos un contrato de capitulaciones matrimonial o pre matrimonial  debemos hacerlo con un objetivo y salvaguardando todos aquellos posibles que preveemos y que pueden ser objeto de malos entendidos en el futuro, lo que a veces suele convertir estos detalles en lo más parecido a un convenio regulador de divorcio.

Si bien nos centramos en la figura del matrimonio es perfectamente adjudicable para las uniones de hecho.

El coste habitual de un acto de este tipo es de alrededor de 100€ pudiendo incrementarse en función de la extensión del mismo, un importe perfectamente asumible si queremos evitarnos males mayores.