Según el IV Observatorio del Derecho de Familia, realizado por la AEAFA, el grupo de edad que concentra más divorcios está entre los 40 y los 50 años, que es cuando se está inmerso de lleno en la crianza de los hijos y se generan más conflictos.

No obstante, los motivos por los que se separan ahora no difieren demasiado de los que motivaban las separaciones antes de la pandemia, momento en el que se produjo un incremento significativo de consultas de parejas decididas a romper con su relación y, en el caso de las ya divorciadas, se interesaron por saber cómo modificar ciertas medidas referidas fundamentalmente a las prestaciones económicas, las guardias y custodias.

Concretamente, desde esta asociación de abogados señalan las doce razones principales por las que la mayoría de las personas malvive en pareja y se divorcia:

  1. El desgaste, alejamiento y la falta de comunicación al que lleva el estrés provocado por la crianza de los hijos y el trabajo.
  2. Desenamoramiento. A veces, acompañado del inicio de una relación con una tercera persona.
  3. Infidelidades.
  4. Dificultades económicas.
  5. Discrepancias que surgen a raíz de la crianza y de la educación de los hijos. Se pone en evidencia estilos de vida y valores completamente distintos.
  6. La excesiva presencia de las respectivas familias políticas que generalmente ayudan, pero que a veces también ahogan. Sobre todo, cuando uno de los miembros de la pareja mantiene vínculos de excesiva dependencia con su familia de origen.
  7. Irritabilidad o mal carácter. Aprovechamos la confianza de aquellos que más nos quieren y que nos necesitan para sacar la peor de nuestras versiones.
  8. Elección de una pareja con un carácter incompatible e irreconciliable con el nuestro.
  9. Adicciones.
  10. Violencia de género, doméstica, trato inadecuado entre los miembros de la pareja.
  11. Dificultad para gestionar las emociones que genera el surgimiento de enfermedades, físicas o mentales, o agravamiento de las ya existentes en algún miembro de la familia.
  12. Cuando uno de los miembros de la pareja «sale del armario» aceptando su verdadera orientación sexual.

De hecho, desde 2005 la separación conyugal o el divorcio en España están basados en un sistema no causal. Para solicitarlo y decretarlo no es necesario alegar ni acreditar causa alguna.

Sin embargo a partir de 2005, basta que hayan transcurrido al menos tres meses desde la celebración del matrimonio para separarse o divorciarse de mutuo acuerdo. En caso de divorcio contencioso, no será preciso el transcurso del plazo de tres meses para la interposición de la demanda cuando se acredite la existencia de un riesgo para la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o la libertad e indemnidad sexual del cónyuge demandante o de los hijos de ambos o de cualquiera de los miembros del matrimonio.

 

Las 10 reglas de oro de un buen divorcio

Desde la asociación de abogados han recopilado, además, las buenas prácticas para un buen divorcio en 10 reglas de oro. Son consejos que recogen todo el conocimiento de sus más de 2.500 profesionales en 40 años de experiencia asesorando a exparejas en proceso de ruptura:

  1. Mantenga al margen del divorcio a los hijos. Nunca utilice a los hijos como arma arrojadiza contra el otro progenitor. El impacto psicológico de la ruptura es menor si los padres cooperan.
  2. No delegue en los niños y adolescentes la toma de decisiones esenciales.
  3. Intente racionalizar la situación. Evite dejarse llevar por los sentimientos.
  4. Intente alcanzar un divorcio de mutuo acuerdo. Es más económico que un procedimiento contencioso y le ahorrará sufrimiento emocional y tiempo. Según el Instituto Nacional de Estadística, el 78,9% de los divorcios en España son de mutuo acuerdo.
  5. Evite tratar con su cónyuge aquellas cuestiones sobre las que no se ponen de acuerdo porque acabarán discutiendo. Déjelo para su abogado.
  6. Trate de agilizar el trámite. Ralentizar las discusiones sobre los efectos del divorcio no suele conllevar ninguna ventaja. Cuanto más se alargue una situación complicada, peor.
  7. Evite comparaciones con otros divorcios de parientes o conocidos. Recuerde que cada familia es un mundo, que todos los divorcios son diferentes y que, la mayoría de las veces, no son comparables.
  8. Un buen convenio regulador perdura en el tiempo y merma el conflicto. Un convenio regulador es el documento en el que los cónyuges acuerdan las consecuencias personales y patrimoniales de una separación o divorcio. Su contenido se pacta de mutuo acuerdo y es de obligado cumplimiento después de la ruptura matrimonial.
  9. Si hay patrimonio, como la vivienda, repártalo. No es bueno mantener bienes en común una vez divorciados. Es foco de conflicto.
  10. Recurra a un buen abogado especializado en Derecho de Familia. Le ahorrará sufrimiento emocional y tiempo. A la larga será más económico.