El Derecho Colaborativo se inició en los años 90 en EEUU y llegó por primera vez a España en el País Vasco, creándose en el año 2013 la primera Asociación de Derecho Colaborativo. Posteriormente, se crearon las asociaciones de Madrid y Cataluña.

 

El derecho colaborativo es un método de negociación en el que tanto los abogados como las partes se comprometen a colaborar para buscar soluciones a su problemática legal, respetando el interés de cada uno, a través de una negociación en equipo y de forma privada y extrajudicial.

 

Es importante añadir que los abogados que intervienen en dicho proceso de negociación no podrán defender a sus clientes en un proceso judicial futuro si no se llegara a ningún acuerdo.

Durante todo el proceso, se tienen que estudiar las necesidades y los intereses que puedan tener las partes, para buscar las soluciones que les sean más útiles. Hay que tener en cuenta que durante la negociación, las partes son las verdaderas protagonistas para buscar soluciones a su conflicto, debiendo actuar con transparencia en el intercambio de datos e información para buscar soluciones.

Asimismo, se deben comprometer a respetar la confidencialidad del proceso y a actuar con buena fe. Una vez haya este clima que propicie la negociación y colaboración, es cuando los abogados empiezan a negociar entre ellos y los clientes, facilitando la comunicación y con el objetivo de alcanzar acuerdos que beneficien a ambas partes.

 

 

El proceso en el Derecho Colaborativo.

Como hemos dicho, ambas partes cuentan con la asistencia de un abogado colaborativo elegido libremente, que le acompaña en todo momento y le asesora. El proceso es muy flexible y se estructura según las circunstancias de cada caso, pudiendo realizarse tanto sesiones individuales de cada parte con su abogado, como sesiones de negociación únicamente entre los abogados, o sesiones en las que intervienen conjuntamente las partes, los abogados y otros profesionales.

 

Como hemos dicho, las partes serán las verdaderas protagonistas en dicho proceso y tomarán el control de su propio conflicto y pondrán las normas con las que se va a realizar el proceso, a través del diálogo y del consenso, teniendo en cuenta que solamente se alcanzará el acuerdo si todas las partes están dispuestas.

 

El abogado en el proceso colaborativo.

El trabajo del abogado colaborativo deberá ser el de ofrecer a los clientes una representación independiente pero coordinada, con el objetivo, como hemos dicho, de llegar a un acuerdo beneficioso para todas las partes.

 

El abogado colaborativo debe escuchar de forma activa a sus clientes, conocer cómo se sienten y descubrir cuáles son sus verdaderos intereses para comenzar las negociaciones de forma más adecuada y con el objetivo de acercar posturas a lo que realmente están buscando y desean las partes.

 

Nos encontramos, por tanto, ante un profesional que, además de contar con habilidades negociadoras, tendrá que esforzarse en gestionar las emociones de su cliente, hacerle cambiar la perspectiva negativa del conflicto e incentivarle a cooperar con la otra parte.